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ANDREA

04/02/2016

¿Habré perdido el tren? No. Aunque es extraño estar aquí sola. Siempre está el continuo revoloteo estresante de trajes y corbatas con maletines llenos de papeleo. Pero estoy sola. Me hace gracia: soy el tipo de persona que hace que se pregunte quien me mire ¿qué le habrá pasado a ésta?

Sola, con dos maletas color burdeos que ni siquiera sé cómo me pudo dar tiempo a llenar, y la angustia de haber dejado atrás el aliento de una boca que me partía el alma. No quiero pensar en cómo estará Lucas en este momento. Seguro que no habrá ido al trabajo. Me juego lo que sea a que ahora mismo estará tirado en el suelo mirando el techo mientras escucha Cigarettes & Alcohol una y otra vez. Éste era su tipo de tristeza. O quizá no, tal vez haya ido a trabajar y se esté desahogando con Alex diciendo lo zorra que soy. No lo sé. Lucas era tan impredecible para este tipo de cosas. No llevo bragas, tengo el rímel corrido, y, sin embargo, en medio de la estación, en la víspera de lo que será un tiempo de almohadas mojadas, sonrío. Sonrío y no sé de qué porque siento como si mi corazón estuviera destrozando mi mente poco a poco, y sé de sobra que perderé todas las ganas de vivir por el camino hacia dónde sea. Te preguntarás por qué estoy escribiendo esto, créeme, ni siquiera lo sé.

A veces pienso que nunca seré feliz ¿sabes? Siempre hay algo de guerra en mí, incluso cuando parece todo más calmado hay una parte de mí que siempre me pregunta qué anda mal. Sinceramente, sé que soy complicada,-estaría allí y no aquí si no lo fuera-. Lucas siempre me lo decía, aunque su manera de mirarme era muy diferente a la mía. No sé si alguna vez has tenido a alguien en tu vida que te mira como si no quisiera que te vayas nunca pero diciéndote adiós. Es extraño, pero Lucas creía que necesitaba algo para mantenerme en equilibrio, como si mi vida se tratara de una balanza. Pero él solo quería mirarme a través del sentimiento de quien quiere que la otra persona sea feliz. Pero yo he estado conmigo en los peores momentos y sé cómo funciono. Soy una mujer que necesita el éxtasis. Jamás me sacio de vivir. Necesito tener olas de seis metros, si no me ahogo. La furia es lo que me mantiene y, sin embargo, es lo que más duele. Lucas se convirtió en mi anestesia. Sé que le acabo de destrozar el corazón a una persona que quería lo mejor para mí, pero esto es lo mejor. Mi vida con él era un continuo domingo, ¿sabes? Pero no uno de manta y pelis, sino de estos en los que te quedas horas mirando la ventana y pensando por qué cojones pasa tan lento todo. Me estaba perdiendo. Me estaba doliendo.

Soy muy impulsiva, si algo no funciona tengo que renovar. Porque si no me estanco, no funciono, me siento como este tren: llegando tarde a todos los sitios. Y ahora estoy aquí. Esperando a marcharme 124km de todo aquello que hace meses me hacía feliz. Sonriendo. Sonrío porque soy yo. Porque a pesar de todo lo que estoy dejando atrás, de lo que me costará llegar a un lugar y que no me duela éste, me tengo a mí. Y joder, que estoy viva. Quiero más. No me conformo con los quizá, los ojalá, los intentaré, los ya veremos. Tú tampoco deberías conformarte. No me gustan los silencios cuando se quiere gritar, pisar el charco y no llenarte de barro, mirar y no sentir. Quiero estar llena de cicatrices, quiero conversaciones que me mojen las bragas, conocer a una persona y enamorarme hasta las trancas, que se me ponga el vello de punta al oír una risa, descojonarme con quien sea de mis paranoias. Quiero estar con una persona que realmente sea consciente de que me está regalando su tiempo, y sentir que mis lágrimas a veces no son solo mías. Esta es la única manera que sé de llegar a la tumba.

Sé que nunca seré feliz porque el problema es que también soy la solución. Pero lo único que tengo claro es que siempre soy yo. Me cueste quien me cueste. Ahora te hablo a ti: Posiblemente cuando leas esto esté mirando a través del cristal preguntándome si realmente alguien ha tirado esta nota a la basura.Pero por si acaso, espero que entiendas la letra. Puede que pienses que no estoy bien de la cabeza, pero quiero compartir todo lo que sé de esta vida: no te conformes. No te quedes en aquel lugar que no te llena. No aceptes un amor que no te haga florecer. Inúndate en tu propia tristeza y sálvate. (Y no dejes que alguien te salve dos veces). La mayor parte de las personas te darán lo que también te puedes dar tú. Quiérete. Tienes solo una jodida vida: hazte feliz. Rómpete la falda y no tengas miedo de quitarte la costra de las rodillas. Mírame a mí, ni siquiera sé si llegaré a vieja, pero tengo historias que contar. Aunque haya espinas que no pueda arrancar y recuerdos que me hacen la persona más triste del mundo a veces. Renuévate, que la vida pasa y pasa y si no te hace feliz algo déjalo, aunque lo quieras. Puede que te esté hablando una neurótica sin bragas, pero de verdad te lo digo, te vas a llevar contigo toda tu vida, haz lo que te dé la real gana. Intenta no perderte. En la mayoría de los casos, tienes el control de lo que quieres tener o no en tu vida. Deja de comerte la cabeza y pregúntate quién coño eres realmente para estar así. Tu libertad no se negocia.

Y si alguna vez piensas que todo esto es mentira, mira detrás d


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