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Supervivencia vs autodestrucción

Demasiadas lágrimas para unir un corazón que no funciona. Me siento como quién después de hacer reír llora. Aquella que nunca supo dónde caminar y acaba sin camino, y yo solo quiero sentir no sentir nada por una vez en la vida.

Me voy apagando, os lo juro. Soy una especie de estrella que explotó hace años aunque los demás la sigan viendo brillar. El recuerdo de alguien que ha muerto, una ciudad en ruinas donde aún vive gente. Y me digo a mí misma, quizá será hoy: Ya sabes Elena que tú subes y bajas -que de día probablemente ni recuerdes esto-. Pero siempre vuelve, y ahora me da miedo el océano porque ni el Atlántico creo que pueda curar esta herida por más sal que le eche. O quizá sea mañana el día que aún pueda sentir que tengo alas, pero después te miro: sé que no eres de fiar, y estoy cayendo al abismo de tus ojos mientras pienso que quizás duela ser la única que me salve.

Te lo ruego, por favor, Elena, no dejes el vértigo, que después de esto es echarse de menos, y conoces de sobra lo que duele volver cuando se quiere marchar. No solo es dolor, también es odio. Odiar ser incomprendida y sentirse así. Todos hablan de ser diferentes pero os reto a tener un día mi mente. Así sabréis lo que es querer huir y que no tenga sentido. Lo único que puedes hacer en la guerra es amarte o matarte, y la línea es a veces tan delgada como las trincheras que me separan de las balas. De verdad os lo digo, a menudo es más bonito el sonido de un arma que de un mal recuerdo. Y lo sé, no se me entiende. Quizá nunca pueda explicar lo que pasa en mi mente, pero es sentir cómo tu mundo se desmorona mentalmente y necesitar sonreír porque no quieres que el real desaparezca. Porque mamá, tú me diste la vida y la valentía, saber ir de frente siempre aún con lágrimas en las mejillas. Pero papá, yo no sé qué es aún la muerte, solo sé que algunas veces quiero tenerla de frente. E imagino que no se me entiende cuando digo que yo no quiero morir sino morirme. Quiero que no me persigan, que el mar no me invite a ahogarme que pisar fuerte no conlleve a hundirme.

Y sé que soy compleja pero alguien me dijo que todos los puzzles tienen solución, aunque con la última pieza me perdí hace años. Supongo que tocará esto, tener que aceptar la persona que me quita la vida. Y duele, pero de todas maneras, aquí estoy: haciendo con letras una tumba, para acabar sin vida en un folio y sentir que solo así sigo viva.


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